sábado, 7 de julio de 2012

LA BIBLIA NOS DICE CÓMO SERÁ NUESTRA VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE.




Jesús habla de la muerte como un sueño, se refiere a resurrecciones, el alma y el espíritu en la muerte, y la inmortalidad.

Jesús compara la muerte con un sueño. “Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle.
Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará.
Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño.
Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto.”

La Biblia compara la muerte con un sueño más de 50 veces.

Se nos dice que aquellos que duermen en Jesús resucitarán en su Segunda Venida. “Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.”

RESURRECCIONES: Hay dos resurrecciones, una para vida y otra para condenación (muerte) eterna. “No os maravilléis de esto;-- dice San Juan-- porque vendrá la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.”

El Génesis registra la creación del hombre en el principio. “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” Dios no puso un alma dentro de un hombre. Es como una ecuación: Polvo + Aliento de vida = Ser Viviente.

 Quitas el aliento, esa chispa de vida que proviene de Dios y el cuerpo vuelve al polvo (o a veces a las cenizas, en caso de cremación).

¿Qué sucede con el alma? Simplemente deja de ser hasta que Dios venga en la resurrección y coloque los elementos todos juntos nuevamente. En ese momento el polvo y el aliento de vida son reunidos y entonces tienes una vida, una persona viviente o un alma viviente nuevamente.



El intervalo entre la muerte y la resurrección está descrito en la Biblia como un “sueño.” No hay conciencia de lo que está pasando, o del tiempo que pasa.

Morir es como ir a dormir y tu próximo pensamiento consciente – que parecerá como el próximo momento – es cuando Dios te resucita y te da tu vida de vuelta.

 Y en el Eclesiastés se dice que el cuerpo vuelve al polvo y el espíritu (o aliento de vida) vuelve a Dios.
Job nos dice que el espíritu es lo mismo que el hálito de vida de Dios o su poder.

En los Salmos aparece:  “Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; en ese mismo día perecen sus pensamientos.”

Los muertos no alaban a Dios,  En efecto, en los Salmos: Los muertos nada saben,

Y el Eclesiastés remata:  “Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tiene más paga; porque su memoria es puesta en olvido.”

 Los seres humanos no tienen inmortalidad, sólo Dios Timoteo lo pone así:  Recibiremos inmortalidad cuando Jesús vuelva.  Cuando Jesús vuelva su recompensa de vida eterna vendrá con él..


La Biblia dice que el cielo es un lugar real:   Juan afirma que Jesús les dijo: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.”

Dios nos dará gloriosos cuerpos inmortales. Todas las deformidades físicas serán curadas (los ojos de los ciegos serán abiertos, los oídos de los sordos serán abiertos y el lisiado, sanado). También Isaías creen en esa casa monumental e inmortal:  Construirán casas y habitarán en ellas. Plantarán viñas y comerán de su fruto.  El lobo y el cordero morarán juntos. El Nuevo Reino de Dios será de tranquila paz.. Compartiremos con Abraham, Isaac, Jacob--escribe San Mateo. Y, por supuesto, estaremos con nuestros seres queridos que murieron primero.Dios mismo estará con nosotros. Nosotros serviremos con todo amor a nuestro Dios por siempre y gozaremos de la más estrecha relación con Él. Tal es el remate nada menos que en el Apocalipsis.

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