sábado, 7 de julio de 2012

LA MUERTE DEL PADRE DE MANRIQUE y EL PASO A LA GLORIA DE UNA GRAN DAMA





Mi Benjamín, ha concluido su cuarto ciclo escolar. Obtuvo una merecida MB. Y, asmismo, esta semana termina su preparación en la Iglesia Catedralicia de Xochitepec. Eminentemente, un joven atleta, termina su  curso de entrenamiento en Pumas, Temixco y se inicia en el equipo Pachuca de Cuernavaca, Ya hizo su primer entrenamiento y se coordinó bien con sus nuevos compañeros. Hará su primera comunión en unos días. Ha aprendido la Doctrina Cristiana gracias al empeño de su guía la jovial DreamsLiz. Más que apropiado que su maestra sueñe porque la vida es sueño y los sueños sueños son...
 Ha fallecido  la madre de mi hija política, mi querida Adriana. Y habiendo tenido el placer de conocerla el  día en que mi hijo Lívingston  pidió la mano de su hijita, a sus padres. 
Lucía radante  la encantadora dama bella y culta, compañera de la vida de mi amigo, el Contralmirante Romero.

Comprendo el inmenso dolor del patriótico hombre de mar.

Así, hombre de letras, para contribuir a mitigar su dolor le he enviado electrónicamente las célebres "Coplas a la Muerte de mi Padre"  de Jorge Manrique.

 He modernizado la formidable y épica poesía, tras un esfuerzo paleontológico,  y he querido recordarnos que en verdad nuestra vidas son los ríos que van a la mar que es el morir. <Antes de que me operen me voy a Acapulco, be sure>
En la historia de la literatura esta magnífica pieza de filosofía cristiana no tiene parangón. Nos enseña que todo es vanidad de vanidades y que en este mundo debemos desprendernos del oropel porque la verdadera vida comienza con la Muerte.


Dicho así, tan lacónicamente, reproduzco este inmortal poema.
Después de meter un golazo de medio campo, desde el centro de la cancha,  regresa Tom acompañado por el pequeñito,  ¡de edad, pero de corazón muy grande!.. By  the way,,  I·m going  . to persuade the league' s directives to buy this suggestion: THEY MUST STOP authorizing that children much more younger that the permitted age in each cathegory tnter toplay in the field  substituting thier elder in an advanced ranking!

Además, comprendo que la manera más segura de lograr la inmortalidad de nuestros seres queridos es recordarlos vivamente y honrar sus hazañas, dejando un testimonio a toda la humanidad. Así, he pretendido loar los triunfos intelectuales de mi padre que consagró su vida al estudio de la historia inclemente de nuestra patria. Creo haber cumplido con esta ingente tarea porque he difundido con éxito sus proezas en blogs insertados en toda la red, con alto índice de audiencia, según many reports

Vaya pues este cantar de los cantares APARECIDO en  los principios de nuestro idioma castellano, en el S. XV,  a mis hijos Lívingston y Adriana Romero:

 ·        
Recuerde el alma dormida, 
 despierte la mente y se acuerde, 
contemplando 
cómo se pasa la vida, 
cómo se viene la muerte 
tan callando; 




cuán presto se va el placer, 
cómo, después de acordado, 
da dolor; 
cómo, a nuestro parecer, 
cualquier tiempo pasado 
fue mejor. 
 El hijo de Colosio también recuerda los sueños y hazañas d su padre, el infortunado  candidato priísta que no pudo cumplir su vehemente deseo de cambiar nuestro entorno socioeconómico, haciendo justicia al pueblo...
  
No se engañe nadie, no, 
pensando que ha de durar 
lo que espera 
más que duró lo que vio, 
pues que todo ha de pasar 
de tal manera. 
   

Nuestras vidas son los ríos 
que van a dar en la mar, 
que es el morir; 
allí van los señoríos 
derechos a  acabar, 
allí los ríos caudalosos, 
allí los otros medianos 
y más chicos, 
todos, como los hombre  son iguales 
los que viven por sus manos 
y los ricos. 

   

Dejo las invocaciones 
de los famosos poetas 
y oradores; 
no leo sus ficciones, 
que traen yerbas secretas 
y ricos  sabores. 
Aquél sólo m'encomiendo, 
Aquél sólo invoco yo 
de verdad, 
que en este mundo viviendo, 
el mundo no conoció 
su divinidad. 
 

Este mundo es el camino 
para el otro, qu'es morada 
sin pesar; 
mas hay que tener buen tino 
para andar esta jornada 
sin errar. 
Partimos cuando nacemos, 
andamos mientras vivimos, 
y llegamos 
al tiempo que feneçemos; 
assí que cuando morimos, 
descansamos. 

  http://youtu.be/UZl5pv42vYc







Este mundo bueno fue 
si bien usásemos dél 
como debemos, 
porque, según nuestra fe, 
es para ganar aquél 
que aquí bregamos. 
Aun aquel hijo de Dios 
para subirnos al cielo 
descendió 
para  nacer acá entre nos, 
y a vivir en este suelo 
donde murió. 


Si estuviese en nuestro poder 
hacer la cara hermosa 
y todo lo corporal, 
como podemos hacer 
el alma tan glorïosa 
angelical, 
¡qué diligencia tan viva 
tuviéramos a toda hora. 


Ve de cuán poco valor 
son las cosas tras las que andamos 
y corremos, 
que, en este mundo traidor, 
aunque muramos 
las perdemos. 
De ellas deshace la edad, 
dellas casos desastrosos 
que acaecen;
dellas, por su cualidad, 
en los más altos estados 
desfallecen. 



Díganme: La hermosura, 
la gentil frescura y tez 
de la cara, 
el color de la mejilla, la blancura, 
cuando viene la vejez, 
¿dónde va a parar? 
Las mañas y ligereza 
y la fuerza corporal 
de juventud, 
todo se torna gravedad 
cuando llega el arrabal 
de senectud. 


Pues la sangre de los godos, 
y el linaje y la nobleza 
tan crecida, 
¡por cuántas vías y modos 
se pierde su gran alteza 
en esta vida! 
Unos, por poco valer, 
por cuán bajos y abatidos 
que los tienen; 
otros que, por no tener, 
con oficios no debidos 
se mantienen. 


Los estados y riqueza, 
que nos dejen a deshora 
¿quién lo duda?, 
no les pidamos firmeza. 
pues que son d'una señora; 
que se muda, 
que bienes son de Fortuna 
que revuelven con su rueda 
presurosa, 
la cual no puede ser una 
ni estar estable ni queda 
en una cosa. 


Pero digo que acompañen 
y lleguen hasta la fuerza 
con su dueño: 
por eso non nos engañen, 
pues se va la vida aprisa 
como sueño, 
y los deleites d'acá 
son, en que nos deleitamos, 
temporales, 
y los tormentos d'allá, 
que por ellos esperamos, 
eternales. 



Los placeres y dulzores 
desta vida trabajada 
que tenemos, 
no son sino corredores, 
de la muerte, la çelada 
en que caemos. 
No mirando a nuestro daño, 
corremos a rienda suelta 
sin parar; 
desde que vemos el engaño 
y queremos dar la vuelta 
no hay lugar. 


Esos reyes poderosos 
que vemos por escrituras 
ya pasadas 
con casos tristes, llorosos, 
fueron sus buenas venturas 
trastornadas; 
así, que no hay cosa fuerte, 
que a papas y emperadores 
y prelados: 
así los trata la muerte, 
como a los pobres pastores 
de ganados. 
 

Dejemos a los troyanos, 
que sus males no los vimos, 
ni sus glorias; 
dejemos a los romanos, 
aunque oímos y leímos 
sus historias; 
no queramos saber 
lo d'aquel siglo pasado 
qué fue d'ello; 
vengamos a lo d'ayer, 
que también es olvidado 
como aquello. 


¿Qué se hizo el rey don Juan? 
Los infantes d'Aragón 
¿qué se hicieron? 
¿Qué fue de tanto galán, 
qué de tanta invención 
como trajeron? 
¿Fueron sino devaneos, 
qué fueron sino verduras 
de las eras, 
las justas y los torneos, 
competencias, campeonatos 
y quimeras? 


¿Qué se hicieron las damas, 
sus tocados y vestidos, 
sus olores? 
¿Qué se hicieron las llamas 
de los fuegos encendidos 
d'amadores? 
¿Qué se hizo aquel trovar, 
las músicas acordadas 
que tañían? 
¿Qué se hizo aquel danzar, 
aquellas ropas chapadas 
que traían? 


Pues el otro, su heredero 
don Enrique, ¡qué poderes 
alcanzaba! 
¡Cuán blando, cuán halagüeño 
el mundo con sus placeres 
se le daba! 
Mas verás cuán enemigo, 
cuánto contrario, cuánto cruel 
se le mostró; 
habiéndole sido amigo, 
¡cuán poco duró con él 
lo que le dio! 


Las dádivas desmedidas, 
los edificios reales 
llenos d'oro, 
las vajillas tan doradas 
los pesos y los reales 
del tesoro, 
los jaeces, los caballos 
de sus gentes y atavíos 
tan sobrados 
¿dónde iremos a buscarlos?; 
¿qué fueron sino rocíos 
de los prados?


Pues su hermano el inocente 
qu'en su vida sucesor 
se llamó 
¡qué corte tan excelente 
tuvo, y cuánto gran señor 
le siguió! 
Mas, como fuese mortal, 
metióle la Muerte luego 
en su fragua. 
¡Oh juicio divinal!, 
cuando más ardía el fuego, 
echaste agua. 


Pues aquel gran Condestable, 
maestre que conocimos 
tan privado, 
no cumple que dél se hable, 
mas sólo como lo vimos 
degollado. 
Sus infinitos tesoros, 
sus villas y sus lugares, 
su mandar, 
¿qué  fueron sino lloros?, 
¿qué fueron sino pesares 
al dejar dser? 
 


Y los otros dos hermanos, 
maestres tan pròsperos
como reyes, 
qué de  los grandes y medianos 
tuvieron tan sojuzgados 
a sus leyes; 
aquella prosperidad 
qu'en tan alto fue subida 
y ensalzada, 
¿qué fue sino claridad 
que cuando más encendida 
fue apagada? 



Tantos duques excelentes, 
tantos marqueses y condes 
y varones 
como vimos tan potentes, 
dí, Muerte, ¿dó los escondes, 
y traspones? 
Y de las sus claras hazañas 
que hicieron en las guerras 
y en las paces, 
cuando tú, cruda, t'ensañas, 
con tu fuerza, las alteras 
y deshaces. 


Las huestes innumerables, 
los pendones, estandartes 
y banderas, 
los castillos impugnables, 
los muros y baluartes 
y barreras, 
la cava honda, chapada, 
o cualquier otro reparo, 
¿qué aprovecha? 
Cuando tú vienes airada, 
todo lo pasas de claro 
con tu flecha. 


Aquel de buenos abrigo, 
amado, por virtuoso, 
de la gente, 
el maestre don Rodrigo 
Manrique, tan famoso 
y tan valiente; 
sus hechos grandes y claros 
no sirve que los alabe, 
pues los vieron; 
ni los quiero hacer caros, 
puesto que todo el mundo sabe 
cuáles fueron. 


Amigo de sus amigos, 
¡qué señor para criados 
y parientes! 
¡Qué enemigo d'enemigos! 
¡Qué maestro d'esforzados 
y valientes! 
¡Qué seso para discretos! 
¡Qué gracia para donosos! 
¡Qué razón! 
¡Qué benigno a los sujetos! 
¡A los bravos y peligrosos, 
qué león! 


En ventura, Octavïano; 
Julio César en vencer 
y batallar; 
en la virtud, Vulpiniano; 
Aníbal en el saber 
y trabajar; 
en la bondad, un Trajano; 
Tito en liberalidad 
con alegría; 
en su brazo, Aureliano; 
Marco Atilio en la verdad 
que prometía. 


Antoño Pío en clemencia; 
Marco Aurelio en igualdad 
del semblante; 
Adriano en la elocuencia; 
Teodosio en humanidad 
y buen talante. 
Aurelio Alexandre fue 
en disciplina y rigor 
de la guerra; 
un Constantino en la fe, 
Camilo en el gran amor 
de su tierra. 


No dejó grandes tesoros, 
ni alcanzó muchas riquezas 
ni vajillas; 
mas hizo guerra a los moros 
ganando sus fortalezas 
y sus villas; 
y en las lides que venció, 
cuántos moros y caballos 
se perdieron; 
y en este oficio ganó 
las rentas y los vasallos 
que le dieron. 


Pues por su honra y estado, 
en otros tiempos pasados 
¿cómo es que tuvo que  
Quedarse desamparado; 
con hermanos y criados 
se sostuvo. 
Después que hechos famosos 
hizo en esta misma guerra 
que hacía, 
hizo tratos tan honrosos 
que le dieron aun más tierra 
que las que tenía.
 
 




Estas sus viejas historias 
que con su brazo pintó 
en juventud, 
con otras nuevas victorias 
ahora las renovó 
en senectud. 
Por su gran habilidad, 
por méritos y ancianía 
bien gastada, 
alcanzó la dignidad 
de la gran Caballería 
del Espada. 
 


Y sus villas y sus tierras, 
ocupadas de tiranos 
las halló; 
mas por terco y por guerras 
y por la fuerza de sus manos 
las cobró. 
Pues nuestro rey natural, 
si de las obras que obró 
fue servido, 
dígalo el de Portugal, 
y, en Castilla, quien siguió 
su partido. 



Después de puesta la vida 
tantas veces por su ley 
al tablero; 
después de tan bien servida 
la corona de su rey 
verdadero; 
después de tanta hazaña 
ya que no puede bastar 
cuenta cierta, 
en la su villa d'Ocaña 
vino la Muerte a llamar 
a su puerta, 
 


diciendo: "Buen caballero, 
dejad el mundo engañoso 
y su halago; 
vuestro corazón d'acero 
muestre su esfuerzo famoso 
en este trago; 
y pues de vida y salud 
hiciste tan poca cuenta 
por la fama; 
esfuércese la virtud 
para sufrir esta afrenta 
que a vos llama." 


"Nn se os haga tan amarga 
la batalla temerosa 
qu'esperáis, 
pues otra vida más larga 
de la fama gloriosa 
acá dejáis. 
Aunqu'esta vida d'honor 
tampoco  es eterna 
ni verdadera; 
mas, con todo, es mucho mejor 
que la otra temporal, 
perecedera." 
 
X

"El vivir qu'es perdurable 
no se gana con estados 
mundanales, 
ni con vida delectable 
donde moran los pecados 
infernales; 
mas los buenos religiosos 
gánanlo con oraciones 
y con lloros; 
los caballeros famosos, 
con trabajos y aflicciones 
contra moros." 



"Y pues vos, claro varón, 
tanta sangre derramastes 
de paganos, 
esperad el galardón 
que en este mundo ganastes 
por las manos; 
y con esta confianza 
y con la fe tan entera 
que tenéis, 
partid con buena esperanza, 
qu'estotra vida tercera 
ganaréis." 






[Responde el Maestre:] 

"No tengamos tiempo ya 
en esta vida mezquina 
por tal modo, 
que mi voluntad está 
conforme con la divina 
para todo; 
y consiento en mi morir 
con voluntad placentera, 
clara y pura, 
que querer hombre vivir 
cuando Dios quiere que muera, 
es locura."

[Del maestre a Jesús]  










"Tú que, por nuestra maldad, 
tomaste forma servil 
y bajo nombre; 
tú, que a tu divinidad 
juntaste cosa tan vil 
como es el hombre; 
tú, que tan grandes tormentos 
sufriste sin resistencia 
en tu persona, 
no por mis merecimientos, 
mas por tu sola clemencia 
me perdona". 


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