domingo, 10 de noviembre de 2013

Un repaso a Kempis antes de entrar a Confirmar mis creencias religiosas

Hay un capítulo en Kempis titulado Del Hombre Bueno y Pacífico. Y es una descripción del modo de ser de tu señor padre, Lupita. S



Sufre a los otros si quieres que te sufran.
 Comienza así: Ponte primero a ti en paz, y después podrás apaciguar a los otros. El hombre pacífico es más aprovechado que el letrado y culto. El apasionado aún el bien convierte en mal. Es demasiado rápido y ligero en creer en lo malo de los demás. Es suspicaz y malicioso.
En cambio el hombre bueno y pacífico todas las cosas las considera buenas y cree en el bien de los otros.
El que está en buena paz de ninguno sospecha. El que es descontento y está alterado, sufre con diversas sospechas y se atormenta; ni está sosegado ni deja descansar a los otros.
Dice muchas veces lo que no debiera y deja de hacer lo que más le convendría.
Piensa lo que los otros deben de hacer y deja a un lado sus propias obligaciones.
Y, por eso, Kempis aconseja: Ten primero celo contigo y después podrás sentir celos por el prójimo.
Y le achaca: Tú sabes excusar y disimular muy bien tus faltas y no quieres oír las disculpas ajenas.
Más justo sería que te acuses a ti y excuses a tu hermano.
Fíjate qué lejos estás aún de la verdadera caridad y humildad. Cuando llegues a tenerla verás que no desdeñas ni te vas airado contra los demás sino únicamente te miras con desprecio por tus hipocresías.
Y no creas que haces mucho en conversar con los hombres buenos y mansos, pues naturalmente a todos da gusto platicar con un hombre bueno y manso. Tienes ganas de sentir su paz y lo quieres porque está de acuerdo contigo.
Pero, poder vivir en paz con los duros y mal comportados, groseros y hasta perversos, o estar en paz con quien te contradice, sería una virtud grande, una acción varonil y notable y, de veras, muy loable.
Y así sigue Kempis, autor de la Imitación a Cristo. Y como vemos pues está difícil intentar ser como nos enseñó.
Termina: Hay algunos que tienen paz consigo mismos y por eso la tienen también con los otros.
Otros hay que ni la tienen ni la dejan tener a los demás. atormentan a los demás; molestos para los otros, lo son más para sí mismos.
Y hay otros que sí tienen paz y trabajan en conseguir que los otros gocen de ella.
Pues toda nuestra paz en esta miserable vida, está más puesta en el humilde sufrimiento y no ponemos atención en dejar de sufrir contrariedades.
Y así el que sabe mejor padecer tendrá mayor paz. Este es el vencedor de sí mismo y es el señor del mundo, el amigo de Cristo y el heredero del Cielo.
Para qué le sigo, Lupita. Veo difícil llegar a la Gloria prometida a los que son como Jesucristo.
Todos estos golpes en el pecho, porque al ratito me voy con Tom a recibir clases de Confirmación en la Iglesia de Xochitepec, donde tú sabes que descansarán mis polvos.

Que tengas un feliz Domingo con toda tu familia!!

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